(Tras la lectura de un artículo de costumbres de Mariano José de Larra, donde criticaba la falta de educación y, para ello, hacía uso de la ironía y de una acumulación hiperbólica de groserías que actuaban como cristal de aumento de una realidad que no debe pasar inadvertida y poder ser corregida, el profesor de Lengua ha invitado al alumnado a escribir un artículo de costumbres al estilo de Larra. He aquí algún ejemplo)
¡Qué razón tenía el que dijo que un poco de sinceridad es algo peligroso, y que demasiada sinceridad es algo fatal!
Puestos a esto, me dispongo a crear una batalla como la que describo. Ni con armas ni hambruna. Con objetos volando por toda una sala y palabras convertidas en gritos insoportables, a los cuales ya nos hemos acostumbrado vagamente, como todo lo que hacemos.
Mientras el profesor amenazaba con no explicar y fingimos que nos importa, ya han sobrevolado su cabeza tres bolígrafos y una goma de borrar, la cual ha aterrizado fatalmente en el medio de la clase y todos hacen comparaciones con un salto desde la estratosfera. El profesor expulsa a uno de los guerreros de la clase y éste se vuelve medio humilde, mientras defiende que él no tuvo la culpa.
Otro de los alumnos, el cual se muestra desgreñado y sudoroso, exige limpieza. Una alumna en manga corta protesta por el frío, mientras el resto abre y cierra las ventanas al gusto de cada uno. El alumno de la primera fila pretende triunfar en el mundo de la música e improvisa unas notas pesadas golpeando sus manos contra la mesa. Señor licenciado, se escucha con un acento casi perfecto de burla. Quejas por escribir y quererlo en fotocopia. Fotocopia, y quejas porque apetece escribir. Suena la campana y todos salen disparados al pasillo; da igual a quien atropellen por el camino.
Ha terminado una vez más la clase de Lengua y parece que aún nadie conoce a Mariano José de Larra.
Beatriz González
4ºB