Enciendo un pitillo, miro por la ventana y vuelvo a verla. Tantos años persiguiéndola...
Esos años se hicieron eternos. Pero por fin la encontré. Ese día en que quedé con ella fue un día inolvidable, maravilloso. Mi vida cambió. Una bonita chica había aparecido en mi vida: Nuria.
Al principio, la confianza no existía. Con el tiempo, la fuimos cogiendo. Íbamos al cine, al teatro. Pasábamos tardes y tardes juntos, cogiendo amistad y confianza.
Hasta que apareció otro en su vida: Nacho. Nuria tenía que decidir. entre él y yo. Pasó un largo tiempo. Por fin se decidió. Ella me eligió. Nacho era más pequeño que ella y eso no le gustaba.
Se enamoró de mí como yo de ella. Han pasado meses y meses. Esto cada vez ha ido a más. No nos cansamos. Es una cosa tan maravillosa que estamos locos de amor.
A lo largo de este tiempo, hemos realizados viajes durante una semana, dos; dependiendo de los días libres en el trabajo. Esas pequeñas escapadas con ella han sido tan maravillosas que consiguieron que nos enamoráramos más.
Quizás a ella no le gusten algunas cosas mías como a mí algunas suyas. Pero nos respetamos el uno al toro.
Le propuse el compartir su vida conmigo, ya que todo parece perfecto. Ella se lo pensó y no dudó en decir que sí.
Esto era un 24 de junio, cuando la vida de Nuria se encontró con la mía. Desde entonces, estamos mutuamente enamorados. No me lo puedo creer.
Enciendo mi pitillo, miro por la ventana y me pongo a pensar.
Paula González
4ºB
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